domingo, 1 de julio de 2007

Crónica de caricias




Sin dejarla siquiera articular palabra la vio directo a los ojos, la observó entera como buscando algo... y lo encontró. Era ella, suya. Extendió su mano derecha y acarició aquellas mejillas que se empezaban a sonrojar. Sonrieron sin decir nada y, como si estuvieran de acuerdo con premeditación, ambos inclinaron sus cuerpos el uno hacia el otro y se perdieron en un abrazo. Ella quedó atrapada sonriente entre aquellos brazos que la rodearon entera, recostó su cabeza en su hombro y susurró una pequeña frase al oído.Él sonrio. Luego ella levató su cabeza y él encontró sus labios. Silencio ... un silencio cálido, liberante, sensual. Sus dedos se enredaban gustosos en aquel oscuro cabello. Paso su mano sobre su cuello y desde allí dibujó una línea recta hasta su cintura. Ella no pudo resistirse a aquellos labios que provocaban un dolor tan dulce con un pequeño mordisco... Que necesidad de sentirlo ahí, tan cerca. Los sentimientos cobraron sentido al escuchar sus latidos. Que ganas de perderse en aquellos brazos, en aquel minuto y olvidarse del mundo y su lógica. Una explosíón al sentirlo, al saberlo ahí, de verse juntos tan reales y perfectos, tan necesarios, tan exactos y precisos. Coincidiendo en un minuto, unitarios y ciertos. El ambiente frío de la lluvia parecía acabarse con la calidez de la piel que sobre la ropa parecía transmitir tantos deseos blancos. Miradas, pequeñas frases, más silencios, respiración. Finalmente un beso en la frente y ambas manos siguieron unidas hasta el final de la carretera.


(Feliz de verte, de saberte aquí, de tenerte dentro muy dentro de lo que llaman corazón...)
xelaoreiuqol.-

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