domingo, 9 de diciembre de 2007

Sentencia


Nuestra guerra civil,


nuestro letargo


nuestra despedida intermitente


y esta necedad tuya por retenerme.



Esta mudanza interminable


esta piel que mas que huellas tiene cicatrices


el timbre mudo


y la llamada entrante.



Tus ojos que no olvidan mi cara


ni mis oídos que borran tu voz


todo tu cuerpo y el mío


exigiendonos de vuelta y derribando el olvido.



Este ron, este vino,


este mano a mano


la medición de fuerzas


entre mi razón y tu necedad



Que no hay manera de decir adiós


que ni por ella, ni por mi corazón herido


esta sentencia de necesidad eterna


de ti, de mí una y otra vez.

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