jueves, 21 de junio de 2007

Incertidumbre


Las palabras se me escapan, cuando siento atraparlas se me escurren entre los dedos. Te veo y siento en tu mirada esa mezcla de amor y rechazo al mismo tiempo, son tan frías tus miradas y tu tan lejano irónicamente a unos escazos centímetros. Pienso todo el día en las maneras de salir de este laberinto, estudio cada esquina, cada vuelta y cuando estas en el teléfono o frente a mí, como hoy, vuelvo a perderme y me estrello con las paredes del silencio. He escrito tantas historias ficticias como si fueran reales y fueran mías, he escrito tanto sobre vivencias ajenas, pocas veces escribo de mí y mis hechos, he tenido una sequía de inspiración estos últimos meses... he estado muy felíz como para sentarme a escribir. Y hoy? Hoy estoy escribiendo otra vez, llevo tres días escribiendo. Escribo porque esto que siento es algo que no puedo compartir a la almohada, porque no quiero escuchar regaños ni consejos que no me lleven a ningún lugar. Pero esta soledad es tan completa que no me ha dado lugar para nada, ni siquiera para guardar las palabras que tanto quisiera decir. Me siento como otras veces pero a la vez es una sensación nueva. Siempre es asi, el dolor parece el mismo pero siempre se siente diferente, la incertidumbre es la misma pero sabe tan diferente... aunque igual de amarga, asquerosa.


Me detengo. Ya no sé que escribir, solo se que debo hacerlo antes que los ojos se empiecen a nublar. ¡Que escena! No me gustan las escenas, menos las de llanto, menos las de mi llanto... pero hoy no me contuve, ya no logro hacerlo. Siento mi mandíbula endurecer, fijo la mirada en un solo punto y aprieto mis manos como si quisiera destrozar con mis dedos esa sensación pero es inevitable el punto fijo se empieza a nublar y de pronto una lágrima me vence. ¿Dónde quedó aquel hielo que antes me defendía? ¿Dónde quedó toda aquella armadura que me distinguía?¿Dónde deje aquella fuerza que me mantenía en pie mirando fijamente, sin mover un solo músculo del rostro, será que se perdió aquel ejército que ahuyentaba las lágrimas? o será que en el proceso de apertura emocional se me fue un poco la mano que ahora siento de más?

Empiezo a escuchar voces... mis viejas voces. Aquella voz que me decía que no había que darle alas al corazón, aquella voz que decía que alguien como yo no llora, aquella que decía que había que pensar antes que sentir.

La cabeza da tantas vueltas, el cuerpo esta en un estado de pausa, siento que estos tres días han sido el mismo minuto. El ánimo está a media hasta, la ilusión perdida y la esperanza en intermitente. Pienso tanto y no pienso nada, siento tanto que ya no siento nada. Quería tanto verlo, abrazarlo y bajó mis expectativas con una sola frase, con una sola mirada. -¿Debería irme?-

Veo el espejo y quisiera cruzarlo, me paro frente a él y soporto verme, me juzgo y me absuelvo: inocente. ¿Pero de qué me sirve saber que mi conciencia está tranquila? ¿Lo entiende él? No...

Pero otra de las voces dice que quizás él está confundido... habrá imaginado algún fantasma? habrá confundido alguna historia ficticia entre estas líneas tontas? habrá alguien confundido nombres y se lo ha susurrado al oído, al oído de alguien que su mayor miedo es ser traicionado?

O será mi eterno rival... esa o ese sin nombre que siempre se cruza en mi camino y no queda tranquilo hasta borrarme la sonrisa?

¿QUIÉN?

¿Quién de nosotros es más valiente?

¿Quién señala y quién absuelve?

No tengo un fin para estas lineas confusas... tan confusas como las ideas y sensaciones que están aquí dentro. Hay tantas historias de celos y desconfianza...me pregunto cómo la gente sobrevive. Terminará como Juan Pablo Castel escribiendo en una celda su historia?... terminaré como María Iribarne confundida en un cuadro llamado "Maternidad". ¿Terminaremos sin rumbos definidos, tan perdidos como cuando nos encontramos y enamoramos como tontos?


Incertidumbre... tu siempre tan igual pero tan distinta, tan amarga, asquerosa.

21.06.07

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